martes, 28 de agosto de 2012

Hoy, mataría por un abrazo...



Sé que todo está en mi. Que no debo buscar más allá de mí misma...
Sé que hay quien me admira... Quien cree que soy fuerte...
Pero también sé que justo la persona que amo 
Es la que más lejos está de mí.

Y hoy... daría lo que fuera por ser acariciada... besada...
Todo mi reino lo daría por un simple y cálido abrazo.


                                                                                     Leonor

lunes, 20 de agosto de 2012

Hacía tiempo...


Hacía tiempo que no estaba sola por la tarde...

Por culpa de la gran crisis que nos afecta mi marido siempre está en casa al haber perdido su empleo y la verdad es que ya me estoy agobiando con su presencia. Si... lo se... soy mala. Pero es simplemente que estoy acostumbrada a mi soledad, a mis rarezas, a mis soliloquios...

Tardé en acostumbrarme a estar todo el día en casa y a solas, cuando tuve que dejar mi empleo por culpa de mi enfermedad. De golpe me encontré con 24 horas al día de tiempo libre y sin saber qué hacer. Yo... que tenía el día tan completo y me faltaba tiempo, de buenas a primeras me sobraba todo el del mundo.... Pero lo asimilé y le supe sacar partido, y hasta disfrutaba de mis horas de soledad.

Ahora tengo que volver a dar un giro a mi vida y acostumbrarme a la presencia de mi marido a todas horas. Por un lado es maravilloso porque me cuida como nadie, pero por otro... ¿qué hace un hombre en casa todo el día? es agobiante (si me lee me mata jajaja)

Se acabaron los silencios porque está la tele toda la tarde puesta, se acabó el escuchar mi música, el poner incienso... etc. Pero hoy... hoy por fin estuve sola y disfruté de lo lindo.

Me salí a la terraza a toma el sol y a leer una buena novela un par de horas, después, puse mi música clásica, mi incienso... y me lavé y perfumé como si marchase a una cita. Era simplemente por el placer de hacerlo. Porque me gustaba que cuando llegara a casa me viese arreglada... Pero sin poderlo evitar, mientras me acicalaba un pensamiento cruzó por mi mente: ¿para qué te arreglas si ya ni te mira? ni se dará cuenta de que estás diferente... 

Pero da igual, no dejé que este pensamiento me amargase la tarde. Quería disfrutarla como antaño y así lo hice. Y si... cuando llegó ni me miró. La música seguía sonando mientras miraba mi correo y él simplemente la apagó antes de acercarse a mi para darme un beso puro y casto en la mejilla....


Un abrazo en mi amada soledad,